El fragmento y la ruina
Las personas suelen pensar a través de las palabras pero en mi caso pienso a través de las imágenes, eso hace que no entienda algunos conceptos aparentemente sencillos como "el amor" o que discrepe de la convención social de otros, como cuando se habla de naturaleza. Sé que para la gente la naturaleza son las cosas verdes, las plantas, los árboles, las montañas... pero para mi la naturaleza es lo que ven los ojos cuando camino, como asfalto, edificios, farolas... Luego para mi la naturaleza no es verde sino gris. El asunto es que mi forma de entender la realidad es sutilmente diferente a la de mi entorno. A nivel artístico puede parecer muy sugerente pero me genera conflicto a nivel personal cuando planteo conceptos como "construción de identidad". Cuando pienso en el "yo" mi cerebro devuelve una imagen de mi aspecto físico, y cuando profundizo en mis sentimientos o capacidades las imágenes que me llegan son del todo confusas y deslavazadas. Profundizando en esta cuestión opté por desligar todas esas imágenes y analizarlas individualmente. Lo primero que comprobé es que las imágenes cambiaban según el día, según mi estado de ánimo. No podía definirme porque mi manera de entender las cosas era completamente inconstante, así que cambié la pauta de análisis y enfoqué en las similitudes constantes, en aquello que permanecía. Lo más evidente era el puzle, la forma-conjunto a partir de piezas. Y aunque esta forma-conjunto, el todo, era borroso e indefinido, vi que las piezas poseían mucha riqueza y valor, independientemente de su durabilidad o permanencia dentro de la forma-conjunto. Así empecé a pensar en ciertos conceptos como contenedores de micro ideas que se transforman y mutan, cambiando también el aspecto del concepto-conjunto.
Esta obra es por tanto una reflexión sobre mis procesos mentales, sobre el fragmento como unidad de pensamiento, como unidad física tangible y a su vez como metáfora para llegar al pensamiento abstracto a través de la materia y la forma. Esta obra está realizada con bloques de barro sin cocer. Cada bloque de barro posee una identidad concreta pero difusa, sin embargo, al sostenerla entre las manos, el peso, la textura y la sinuosisdad de sus curvas suscita un juego de relaciones visuales. Las piezas, de esta forma, poseen una dualidad fascinante que para mi se asemeja al concepto de ruina de Walter Benjamin, el de destrución y conservación simultanea. Las piezas posibilitan la permanencia de una forma-conjunto y a la vez su metamorfosis constante en múltiples formas-conjunto. Para mi esta pieza es ciudad, es identidad, es naturaleza, es sociedad, es soledad y plenitud, futuro y pasado. Todas al mismo tiempo en continuo cambio y evolución.
Detalles de la obra y proceso de creación
Escultura de barro sin cocer. 162x45x32cm. 2020
